La neurociencia está llegando a donde solo creíamos que habitaba la ciencia ficción: borrar recuerdos, implantar prótesis neuronales o la posibilidad de leer la mente ya no son material exclusivo de la imaginación de un guionista.
En Origen, un grupo de conspiradores implanta falsas memorias; en Hasta el fin del mundo, un científico alocado llega a conocer los sueños; en 2001: Odisea del espacio, una supercomputadora siente y piensa como una persona. En muchas ocasiones la imaginación cinematográfica se apoya en avances científicos. Sin embargo Cosas que no creeríais, del físico y neurocientífico Rodrigo Quian Quiroga recorre el camino contrario para arrojar luz sobre lo que ocurre cuando la fantasía se aproxima a la realidad.