Escrita durante la primera mitad del siglo XIV, esta obra puede leerse en su sentido literal, como el viaje que realiza el propio autor por el Infierno, el Purgatorio y el Paraíso, guiado primero por el poeta romano Virgilio y después por Beatriz, la amada que Dante idealizó. Sin embargo, la obra está llena de símbolos, alegorías y un profundo sentido moral y filosófico que la vuelven inagotable y le han permitido trascender al tiempo. El iluminador prólogo de Jorge Luis Borges permite una comprensión más honda del libro.