Isidoro Blaisten era uno de los más sutiles cuentistas de su época, dueño de un extraordinario sentido del humor, un exquisito manejo de lo coloquial y relámpagos de inesperada poesía, cuando en 1983, a los cincuenta años, publicó Anticonferencias, un libro único e irrepetible, una especie de ars poética y autobiografía en la que trataba con glorioso desenfado y lirismo sus constantes de siempre: humor y ética, dinero y creación, soledad y mujeres, política y literatura.