En su nuevo libro, Žižek plantea una de las preguntas clave de nuestro tiempo: ¿cuál ha de ser el papel de la filosofía a la hora de abordar los problemas contemporáneos? Y más concretamente: ¿qué tipo de filósofos necesitamos, los que «corrompen» a la juventud y la hacen pensar –como Sócrates– o los «normalizadores» –como Aristóteles–, que intentan conciliar la filosofía con el orden establecido? Según Žižek, la filosofía debe combatir el creciente orden nihilista que se nos quiere vender como el dominio de las nuevas libertades, esta civilización sin mundo que afecta de manera evidente a los jóvenes. Ante las alternativas del populismo o el fundamentalismo religioso, Žižek propone la construcción de nuevas zonas emancipadoras, empezando por las ciudades –entre las que pone como ejemplo a Barcelona–, la ruptura del dominio patriarcal, la reivindicación del materialismo y la invención de una nueva sociedad que corrija los errores del capitalismo y el comunismo.
Más combativo y lúcido que nunca, Žižek nos alerta de los cantos de sirena de la agonía del capitalismo, que en su última evolución ideológica nos ofrece una falsa libertad a cambio de nuestra sumisión absoluta, en esta era «poshumana» en la que solo podremos recuperar nuestra individualidad llevando a cabo una evolución social emancipadora e igualitaria.