Conejo vivía en un tranquilo campo de trigo de donde nunca salía, ni una sola vez. Aunque cada noche soñaba que lo hacía.
Perro había pasado la mayor parte de su vida viajando por todo el país en su motocicleta, y le encantaba hablarle a Conejo de los lugares donde se había sentido más vivo.
Pero un día, Perro dejó de estar ahí para contar historias.