Max Jacob (Quimper, Bretaña 1876 – Drancy, 1944), pertenecía a una familia judía acomodada. Hacia 1898 se trasladó a París, donde conoció a Picasso, Apollinaire, Salmon, etc., convirtiéndose en un elemento central de la brillante bohemia parisina de Montmartre y de las vanguardias artísticas de la época. En 1909 dijo haber tenido una visión de Cristo y se convirtió al catolicismo. A partir de 1921 Max Jacob alternó sus estancias en París con temporadas en un pueblo francés, junto a un monasterio, dedicado la creación artística y a sus vivencias religiosas. En 1944 fue detenido por la Gestapo por su condición de judío y murió a los pocos días en el campo de Drancy. Max Jacob es autor de una obra literaria considerable y altamente original. El texto que presentamos, rebosante de sabiduría literaria y psicológica, es una mina de ideas utilísimas para toda persona interesada en la creación literaria.
Consejos a un joven poeta
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«Acuérdese para siempre de esta frase: “Al principio de toda carrera hay un milagro de trabajo”. Y trabajo significa soledad».
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