El pensar poético, ante todo; horadar el roquerío lógico y económico de las tramas que nos atrapan; detenerse en el sobrecogimiento humano; asomarse a los abismos del cambio y del transcurso que nos devora, son algunos de los ineludibles dominios que se perciben de un inagotable mundo, la cantera de la palabra poética de Bruno Morandé ; el ritual de Sísifo de una escritura que no ceja, que va y viene por luz.
ELVIRA HERNÁNDEZ.