Estos cuentos, escritos en los albores del romanticismo y del enfrentamiento entre eslavófilos e intelectuales occidentalistas, sirven de preámbulo al período de la gran novela rusa. En los veinte años durante los que fueron escritos estos relatos, numerosos escritores y traductores rusos se fueron apropiando de la literatura gótica y fantástica proveniente de Europa occidental, asimilándola, parodiándola y confiriéndole esos rasgos que habrían de ser la marca imborrable de la gran literatura rusa.