“Los crímenes contra las mujeres parecen no entrar en la categoría de lo inenarrable, no nos dejan sin palabras, ahí están, como las hojas que caen en otoño, siempre. La normalización, una y otra vez, como las pastillas que vio Camilo introduciendo en la boca de su madre, o la pregunta majadera del funcionario en la denuncia, son parte de lo común que tienen estos asesinatos. No se congela el mundo ante los femicidios, que ocurren cada día, no se convoca a la tragedia, porque ahí han estado siempre, constantemente presentes. Presentes en ese segmento del diario que llamaron crónica roja, sin pudor, descarnada y complaciente con el patriarcado. El libro Cuerpos invisibles de Ignacia Godoy, publicado por Queltehue ediciones, da cuenta de ello y al mismo tiempo va horadando ese relato, dejando al descubierto ese guión repetido por las noticias, las policías, las instituciones, el Estado, la familia, en el que las víctimas son cuestionadas y en donde el asesino pasa a segundo lugar, porque en el fondo (y a veces no tanto) sus muertes son justificadas.
El libro va marcando una secuencia en páginas de fondo negro y fondo blanco. En el blanco, la autora interpela las noticias, escribiendo notas, tarjando palabras, encerrando títulos, destacando frases, todas operaciones visuales que le dan un nuevo contenido al texto. Es interesante porque nos muestra un mismo formato para todas, que sabemos provienen de distintos medios, evidenciado con ello que es un solo relato. Desde Arica a Puerto Montt, desfilan nombres de mujeres, edades, circunstancias, vidas todas ellas conjugadas bajo la figura del femicidio. La autora nos hace centrar la atención en las múltiples formas elusivas de nombrar a los asesinos, de decir qué fue lo que pasó. En la página de fondo negro, abre el espacio para introducir otra narración de los hechos. En algunos poemas las mujeres se enfrentan con la muerte, sus rostros se trocan con la sangre, el grito y la boca que lo retiene. También introduce conversaciones posibles sobre los femicidios en espacios cotidianos como la sobremesa.
La escritura de Godoy quiere punzar, sacarnos de la desafección de la página blanca. En los distintos registros que se van trenzando, se compone una imagen cada vez más completa sobre la violencia hacia las mujeres y el femicidio en particular, haciéndonos reflexionar sobre las formas en que volvemos invisibles tanto las vidas como las muertes de las mujeres.”
STELLA SALINERO RATES