Toca asumir entonces que Cúmulo lúcumo no es un poemario, ni un libro de poesía, sino una sustantiva junta (proparoxítona, anagramática) y lo que al pie de la letra con ella se conjuga. Para empezar otro envío o reiteración transformadora del cúmulo publicado con tinta china y título de Bolivian Sea (2015), dice nota que precede el colofón. Envío algo más frugal, añade, y con otro arreglo interno, como destacando otro formato (no de bolsillo), otra disposición y otro nombrar la “itinerrancia” que de Arica a La Paz tiene esta vez por estancias “Chungar a saya”, “Tambo chirapa”, “YAPA”; como apuntando también amarres, desamarres y escansiones que juntan eloquentia bellicam laudem con todo y señas particulares: don de lenguas generales y no tanto, grafías e iluminaciones, germanías y trazo entre lenguas, finalmente, vallejáceo y postmallarmeano en tanto de varias lenguas y vocablos no pretende una, total. Otro envío de Bolivian Sea, sí. Pero también de la plaqueta Viagem a Santiago (2013) y sus sabrosas traslaciones, de Æ (2015), letra que es junta de dos, e incluso de ladinar y afabulaciones no-veladas en El Entrevero. Una nonada en el Ande (2008): A traducir –dizque le dijo a Puba el transandino surandante, a traducir Variations sur un sujet al aymara [EE, 10].
Cúmulo Lúcumo
$10.000
Ni poemario ni libro de poesía. Ni mucho menos summa, por más que en Cúmulo lúcumo concurran negocios, trabajos y razones recién publicados en otros lares. Otro envío supone en rigor un otro lance, y éste se distingue ahora, de uno y de otro, como el de los payadores de Pirque en ese duelo cantado donde el uno contesta la pregunta del otro, y a su vez replica.
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