La personalidad y los intereses inabarcables de Umberto Eco (Alessandría, Piamonte, 1932 – Milán, 2016) se forjaron en múltiples bibliotecas. Este texto de 1981, leído para celebrar los 25 años de la biblioteca pública del Palazzo Somani de Milán, es a la vez un canto a la libertad de la mente inquisitiva, un irónico lamento por algunos inveterados vicios de las antiguas bibliotecas y bibliotecarios, y un toque de advertencia po los posibles excesos de la tecnología.
De bibliotheca
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“Si la biblioteca es, como dice Borges, un modelo del Universo, intentemos transformarla en un universo a la medida del hombre y, recuerdo, a la medida del hombre quiere decir también alegre, con la posibilidad del capuccino, con la posibilidad para dos estudiantes de estar sentados una tarde en un sillón y no digo dejarse llevar hasta el magre, pero sí poder continuar con el flirteo, mientras buscan o colocan en las estanterías algún libro de interés científico”.
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