Los temas tratados son variados –las vivencias en medio del estallido social, episodios y peripecias de la infancia, desplazamientos en el espacio y en la memoria, la violencia intrafamiliar, investigaciones académicas y periodísticas, el individuo y su relación con la naturaleza, la clandestinidad y la solidaridad, discusiones metaliterarias, entre otros–, en episodios, a veces no exentos de humor, ocurridos en tiempos distantes y disímiles, con voces y perspectivas narrativas moduladas diferentemente, según la materia tratada. Existen, sin embargo, ciertas líneas directrices que engarzan estas múltiples historias y sus circunstancias. Primero, un despliegue narrativo preciso, con una escritura vivaz y concisa que conduce a finales abiertos, plenos de invitaciones y enigmas. Segundo, el protagonismo de las perspectivas personales, de subjetividades en conflicto desde las cuales emerge una experiencia de lo cotidiano que significa una certera e intensa disección de los trances afectivos y colectivos, de las tragedias íntimas y sociales. Tercero, una aguda conciencia del valor de la palabra para explorar y aprehender una determinada realidad y sus matices, con una opción decidida por un conjunto de valores insoslayables, tales como la amistad, el apego a la justicia, la impugnación de la violencia del Estado, la aguda conciencia de la historia y un concomitante compromiso ético y político. Por todo ello, y sin lugar a dudas, estos cuentos de Luis Hachim no pueden dejar indiferentes a sus lectores.
Fernando Moreno.