Justo antes de sentarme a poner por escrito estas líneas, acababa yo de llegar de ahí. Sí. El bosque enfermo no solo es cuestión de un título: se trata además de un lugar. Una especie de umbral a otros sitios que me reservar para no destripar la trama y desanimar a quien se hubiese sentido atraído por ella.
¿Por qué ha enfermado el Bosque? A pesar de la densa niebla que lo gobierna, es posible ver al poeta yendo de aquí para allá, golpeando con los tobillos la extensión de su gabardina, siempre en busca de lo inasible: de respuestas a sus visiones tal cual le contesta a un cuerpo sin rostro personaje clave curioso este por saber que lo ha motivado a entrar en este lugar.
El poeta est solo, como lo estamos todos, y se dedicar entonces a retratar el hecho con toda honestidad. De ah en parte su necesidad de acercarse al pasado, sitio este en que reside una dimensin de su verdad, que es tambin la nuestra. A diferencia de Dante, en la Divina Comedia, no hay un Virgilio que le sirva de gua. Tampoco un crneo como el de Yorick en el Hamlet de Shakespeare, cuyo protagonista sostiene para mirarlo y aceptar que la vida es una muerte que viene, en palabras de Borges.
Tengo mucho fro ahora mismo, de tanta belleza que entre la melancola se puede encontrar. Por eso callo tambin ante Las Pesadillas del poeta, haciendo caso a Octavio Paz para quien explicar un poema constitua un pecado, como pecado sera tambin robar al lector la oportunidad de internarse entre la trgica espesura y tropezar con, lo que tenga que tropezar.
Gustavo Castillo
Poeta Costarricense.