Cada uno conoce la acción que debe realizar, pero no conoce lo que tiene que hacer el de al lado ni menos el todo». A partir de esa poética de la acción política en la clandestinidad, Gaspar Peñaloza arma el puzle de esta historia, que es la historia del Greco, un joven integrante del Frente Patriótico Manuel Rodríguez, pero también una historia familiar donde las figuras paternas se suplantan unas a otras, rebeldes al lenguaje lineal de la filiación. Mediante una toma de distancia de la propia voz, asistimos a un concierto de voces y testimonios que se entreveran y asumen la alteridad radical de la escritura. Porque no de otra cosa, parece decirnos esta novela, está conformada la memoria: retazos de acciones, imaginarios, anhelos, fracasos, en los que sin embargo vale la pena arrojarnos, practicar el arte de saber lo que hay que saber y escuchar ese resto que persevera en la sombra de los recuerdos que no son nuestros.