Varios americanistas e indigenistas han planteado diversas hipótesis sobre la denominación de la Patagonia, enriqueciendo el debate académico hasta que el año 1952, la hispanista María Rosa Lida demostró que el nombre patagón proviene de una popular novela castellana de principios del siglo XVI, en particular de los episodios del Primaleón, que le habrían servido de fuente a Magallanes. Javier Roberto González, autor del presente libro, defiende y complementa la tesis de Lida, con nuevos argumentos extraídos de su análisis del único original que existe del ciclo novelesco del Palmerín-Primaleón, publicado en Salamanca en 1512, al cual Lida no tuvo acceso. En el año 2020 se celebró el quinto centenario del descubrimiento del estrecho que lleva hoy el nombre del navegante, ese “tan anhelado pasaje austral que vincula ambos océanos y que hermana, casi trenzándolos en una misma y única raíz de nieve, viento y mar, a nuestros dos pueblos”, nos recuerda el autor en el prefacio a la primera edición, publicada en Argentina el año 1999, concluyendo con las siguientes palabras: “Argentinos y chilenos compartimos una secular y continua presencia en las tierras y aguas meridionales de América del Sur y a ambos nos concierne por igual, en nuestras respectivas historias nacionales, aquel memorable viaje de Magallanes en cuyo transcurso se produjeron no solo el bautismo de la Patagonia, que el presente libro analiza, sino también, el descubrimiento del estrecho que hoy lleva el nombre del navegante”.
El nombre de la Patagonia. Historia y ficción
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Un estudio sobre la etimología del topónimo “Patagonia” y del gentilicio “patagones”, que hoy utilizamos para designar esas tierras y a sus habitantes. Varias tesis se han disputado por años el origen del vocablo, siendo la más popular la que aparece en los textos escolares de Argentina y Chile, que estipula que Magallanes bautizó así a los aborígenes por el enorme tamaño de sus pies.
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