«Cuando las largas sombras del amanecer se acortan gradualmente para, al mediodía, bajo nuestros pies, convertirse en un halo negro casi invisible, muestran lo que realmente son: raíces secretas que nos dan a luz. Los cuentos cortos, mínimos, son semillas de voluminosas novelas. En el atanor de la imaginación del escritor durante largo tiempo fermentan centenares de páginas, se disuelven y por fin coagulan en unas pocas líneas que, como un elixir alquímico, permiten una extensa recreación… El cuento corto, si es bien logrado, por su brevedad fuera del transcurso del tiempo, como un tiro de revólver, puede sumergirnos en el imposible Presente. Nuestro ser auténtico es el ojo de las sombras.»
ALEJANDRO JODOROWSKY