«La reina estaba desnuda. Desde la terraza de su palacio, Cleopatra observaba, sin duda por última vez, su querida capital, la deslumbrante Alejandría. El viento suave de la noche no calmaba su irritación. Ella, la soberana de Egipto, tierra amada por los dioses, la cual había creído conquistar y la cual perdía, ella, la dueña absoluta de un rico país, ¡reducida a la soledad y a la impotencia!»
Así arranca una de las novelas más anheladas por los lectores de Christian Jacq tras largos años de espera y numerosas peticiones para que abordara el personaje de Cleopatra. Una novela en la que cobra vida la hábil estratega que liberó a Egipto del yugo romano.