La “asignación de identidad” ha ido tomando fuerza en las últimas décadas, al punto de involucrar a toda la sociedad. Así lo atestiguan la evolución de la noción de género y las metamorfosis de la idea de raza. Ambos conceptos han sido reinterpretados hasta el exceso en dos ideales antagónicos: el lado de ciertos seguidores del transgenerismo queer y algunos movimientos de política racializada; y el lado de la extrema derecha, uno que valora lo que los otros rechazan (la identidad blanca, masculina, viril, colonialista, occidental). Identidad contra identidad, por tanto.
En este revelador ensayo, Élisabeth Roudinesco presenta un punto común entre todas estas derivas: la esencialización de la diferencia y lo universal para escapar del infierno extremista.