«Una vez muerto mi padre, ya no pude volver a conversar con él en persona, pero continué haciéndolo en mi mente. No dejaba de verlo en sueños ni de oír sus palabras. Sin embargo, lo que habría de mantenerme ocupado durante un largo periodo de mi vida fue lo que nunca nos dijo, lo que nunca nos contó. Al final resultó que él no era la única persona que guardaba secretos. Fue el seis de enero, cuatro días después de su entierro, cuando Inga y yo encontramos la carta en su estudio.»
El hallazgo por parte de Erik y su hermana de una inquietante nota tras la muerte de su padre es el detonante de otra novela magistral con la que Siri Hustvedt vuelve a valerse del suspense y el misterio para llevar al lector hasta la esfera más íntima del ser humano, ahondando en las consecuencias de los secretos familiares y explorando cómo las heridas forjan nuestra identidad.