Éste es un ensayo singular. No se trata de demostrar que las décadas venideras serán cruciales, ni tampoco de describir lo que podría ocurrir: tenemos suficiente información al respecto. Lo que Isabelle Stengers intenta es más bien una «intervención», como cuando, durante un debate, un participante toma la palabra y presenta la situación debatida bajo otra perspectiva, suscitando un leve tiempo de detención y abriendo un espacio para un posterior desplazamiento de la forma de plantear todo.
Intervenir requiere cierta brevedad, porque no se trata de convencer, sino más bien de transmitir lo que hace que uno piense, sienta, imagine. Pero es también una experiencia bastante exigente, un trayecto donde es fácil patinar —las exigencias de rigor se acrecientan— Isabelle Stengers, científica y humanista, no defrauda los requerimientos inauditos que plantea este «tiempo de catástrofes», el suyo, el nuestro.