Un obrero del salitre, aislado en Pedro de Valdivia, sin haber terminado ni siquiera la educación básica, no podía haber escrito esa obra, pensaron los capitalinos cuando en 1994 Hernán Rivera Letelier ganó uno de los premios literarios más importantes con su novela La reina Isabel cantaba rancheras.
Este libro relata las increíbles anécdotas y experiencias que vivió Rivera Letelier mientras se embarcaba, con la clara intuición de que le cambiaría la vida, en su ópera prima. Una confesión entrañable que «no solo tiene ribetes novelescos, algunos rayan en lo prodigioso».