¿Alguna vez has sentido que jugar Zelda, Silent Hill, Fire Emblem, Metal Gear Solid, Shenmue o Elden Ring te han cautivado tanto como un buen libro, una buena película o cualquier pieza artística que te haya emocionado? Dices, ¡Wow! Es increíble… ¿Será porque los videojuegos son también arte? Un arte popular, pero igual de bello e intenso que cualquier arte.
Ciara Cremin es contundente en afirmar la importancia de analizar los videojuegos desde Deleuze y Guattari, ya que le permite defender una mirada artística del videojuego desde la postura del jugador o la jugadora, mediante las nociones de estos filósofos (ensamblajes maquínicos, identidades molares y fuerzas moleculares, lo virtual y lo actual, la idea de plano, la máquina de guerra, intensidades deseantes, entre otros).