El siglo XX se define por el choque entre la democracia y el fascismo, una lucha en la que estaba en juego la supervivencia de la libertad humana y que dejó millones de muertos. Vistos los horrores de esa experiencia, cabría esperar que el mundo rechazara a los sucesores espirituales de Hitler y Mussolini si surgieran en nuestra época. Madeleine Albright recurre a sus experiencias de infancia en una Europa devastada por la guerra y a su distinguida carrera como diplomática para cuestionar esa suposición.
El fascismo, tal como constata Albright, no solo sobrevivió durante el siglo XX, sino que ahora supone una amenaza más virulenta que en cualquier otro momento desde el final de la Segunda Guerra Mundial, pues determinados factores están debilitando el poder político en muchos países y propiciando el resurgimiento de regímenes extremistas.