El autor explora aquí el pensamiento derridiano de la ficción como ficción histórica. Lejos de referir con esta expresión a un tipo de relato fabuloso o a alguna forma de vedar el acceso a la historia efectiva, intenta con ella dar una explicación de fondo acerca de eso que, ya tardíamente, en su libro Dar la muerte, Derrida señalaba como la posibilidad de convertirse en una cosa literaria que tiene todo texto confiado al espacio público cuando están puestas en juego realidades que no son plenamente determinables, que no son no ficticias o libres de toda ficción. Por ficción histórica se entiende aquí entonces un cierto pensamiento de realidades no plenamente determinables confiadas al espacio público o de lado a lado, históricas.
Como explicación de fondo el autor establece la relación que el pensamiento derridiano mantiene con la fenomenología, sobre todo la husserliana. Toma como punto de partida su análisis en Husserl de la mutua exclusión entre la ficción y la historia. Esta referencia inicial le permitirá a Derrida cernir cierta ficcionalidad ligada a la posibilidad trascendental de la historia misma fuera de una inmediata y consabida referencia a la ficción.