Helena de Troya, la mujer más bella de su tiempo, desencadenante de la guerra más célebre de la Antigüedad, objeto de deseo y de otras pulsiones esencialmente masculinas, pero, sobre todo, objeto… Este es el tópico de esta novela, ella es la que recibe voz y cuenta su historia —una historia de anulación y de búsqueda de libertad—, la que explica sus elecciones a fin de demostrar su existencia, de ser escuchada en un mundo dominado por hombres. Ya no es Helena de Troya, sino Helena de Esparta.