La primera es una reforma constitucional conocida como “Hamilton-Fuentealba”, que reconoce las tres áreas de la economía, pero exige una ley para cada nacionalización y declara nula la compra de acciones para nacionalizar empresas a partir del 14 de octubre. No obstante, lo que pasará a la historia será el procedimiento exigido por la oposición desconoce la facultad constitucional del Ejecutivo de vetar proyectos –utilizada por los gobiernos anteriores– abriendo una crisis institucional.
Esos meses la Democracia Cristiana muta aceleradamente hacia una oposición virulenta y comienza a actuar en concierto con la derecha. Juntas impulsan la “marcha de las cacerolas” y la primera asonada violenta contra el Gobierno. Mientras las multinacionales estadounidenses introducen recursos ante el Tribunal Especial del Cobre objetando los “beneficios excesivos” deductibles de la indemnización por las minas nacionalizadas.
La actualidad nacional está marcada por el premio Nobel obtenido por Neruda, las visitas de Fidel Castro durante 24 días y la de François Mitterrand. La emergencia de los “gremios” como instrumentos de la oposición que pronto movilizarán contra el Gobierno y la acusación constitucional contra el ministro del Interior José Tohá presentada por la DC.