1670. Un marino mercante costea las tierras de Bengala. Uno de los miembros de la tripulación, Thomas Bowrey, describe por escrito los efectos de lo que los nativos llamaban el bhang. Este escrito, el primer testimonio del uso —y ya entonces el abuso— del cannabis, es el punto de partida que toma Richard Davenport-Hines para ofrecernos una de las historias mejor documentadas que se han escrito en nuestros días sobre los estupefacientes.
A una documentación esmerada sobre las diferentes clases de drogas en uso hoy día añade un rosario de anécdotas —con valiosas afirmaciones sobre su consumo por parte de personajes tan dispares como Dickens, W. H. Auden, Freud, Marilyn Monroe o la reina Victoria— sobre un hecho revelador acerca de nuestro modo de entender el fenómeno de los narcóticos: que lo que comenzó siendo una importación legal, incluso con ciertas excelencias higiénicas, terminó en la prohibición más terminante. La conclusión no deja lugar a dudas e ilustra claramente el origen del problema, al demostrar que no hay sociedad que prohíba el uso de las drogas y que a la vez no sepa la conveniencia de tolerarlas. De ahí la importancia de este libro, porque nos hace ver lo irracional de la demonización de las drogas a la vez que nos alerta del peligro real de la industria del narcotráfico.