Somos contadores de historias por naturaleza. Durante miles años el formato fue el relato oral. Siguió la palabra escrita y el teatro. Sin embargo, desde que un desfile de inventores e ilusionistas decimonónicos dieron con la tecnología para proyectar imágenes en movimiento, el cine ha ocupado el espacio predilecto para el despliegue de esta vocación humana innata.
Tan grandiosa es la gesta del cine que solo una bilogía freak pudo hacerle justicia. En el primer tomo encontrarán los orígenes de la técnica, además del asentamiento definitivo del sistema de estudio y la constelación de estrellas de la época dorada de Hollywood. En el volumen dos, las historias de sus favoritos de siempre: desde guerras estelares hasta superhéroes en apuros; desde el VHS al confortable cine en su casa de Netflix.
El derrotero de una industria abocada a manufacturar ilusiones, desde luego, está salpicado por lo insólito y lo inesperado.
¿Sabías que un joven Fidel Castro se dejó seducir por el embrujo de Hollywood y se lo puede ver de extra sacudiendo el esqueleto en un club de la elite capitalista? ¿Que entre las lenguas de los extraterrestres de Star Wars encontramos quechua, zulu y una versión procesada de la voz de John Wayne? ¿O que la Fuerza Aérea de China mostró un video de Top Gun haciéndolo pasar por un ejercicio aéreo propio?
Estas anécdotas y otras 500 aparecen puestas en contexto en Historia Freak del Cine volumen I y II, el cuarto esfuerzo de Joaquín Barañao por hacerse del saber humano y explicarlo con toneladas de información, organizadas con estilo y buen humor.