Existen pocas figuras en la política chilena reciente tan cruciales, consecuentes y popularmente queridas como la de Gladys Marín. Luchadora implacable por la recuperación de la democracia y gestora de la primera querella contra Pinochet, ingresó al Partido Comunista de Chile a sus diecisiete años en 1958, militancia que prolongó durante toda su vida. Fue, entre otras cosas, diputada en tres periodos. El último de ellos interrumpido violentamente por el Golpe de 1973. Sin embargo, su influencia superó cualquier límite partidista y generacional, propagándose por Chile y Latinoamérica como un referente ineludible para los movimientos sociales, estudiantiles, feministas y LGTBIQ+. “Lucha como Gladys”, decían los muros durante la revuelta popular de octubre, confirmando la admiración y el afecto que siempre la unió al pueblo.
La ola viene de vuelta. Extractos de entrevistas a Gladys Marín
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La ola viene de vuelta ofrece una mirada cercana de una de las líderes políticas más relevantes del siglo veinte, quien en muchas oportunidades se anticipó a las consecuencias de la transición y del neoliberalismo, convencida de que: “lo único absoluto en la vida es que todo deberá cambiar”.
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