Como si fuera un historiador o un antropólogo del futuro que estudiase nuestro presente, Philipp Blom escruta la situación social y lo que observa no es muy halagüeño. El ritmo de los cambios se ha acelerado y estamos ante el abismo en varios frentes. Tal vez el más alarmante y acuciante sea el relacionado con el cambio climático. Pero tenemos también otros frentes abiertos: la sociedad de consumo genera una creciente desigualdad, las clases medias tienden a diluirse, los robots y la inteligencia artificial hacen prescindibles muchos puestos de trabajo. Y en el ámbito político ganan posiciones los partidarios de un capitalismo sin cortapisas y emergen populismos de cariz autoritario, mientras la verdadera democracia queda arrinconada…