Lo que tienen en común estos 11 jugadores, además de la genialidad, es su tozudez, su voluntad de triunfar, su casi siempre bien llevada ambición, su capacidad de entender escenarios adversos, en un mundo donde jugar fuera de Chile era el resultado de una trayectoria y no la consecuencia inmediata y apresurada de un par de buenas actuaciones. En su mayoría fueron profetas en su tierra, y algunos, los que triunfaron fuera de Chile, consumaron la trayectoria arquetípica del héroe: dejar el lugar de origen, vivir innumerables y grandiosas aventuras, para luego volver a sus comunidades a entregar la sabiduría adquirida en el camino.
No sé si Diego Figueroa o Ignacio Morgan estudiaron Periodismo para dedicarse de por vida al periodismo deportivo. La verdad es que no sé nada de ellos, excepto que han escrito este libro exhaustivo, bien reporteado y placentero que pone en la cancha al mejor equipo chileno de todos los tiempos.
ALEJANDRO ZAMBRA.