Libby Day tenía siete años cuando su madre y sus dos hermanas fueron víctimas de lo que los medios llamaron la masacre de la granja de Kinnakee, Kansas. Ella salvó la vida y testificó contra su hermano Ben, a quien señaló como el culpable.
Veinticinco años después, el Kill Club -una sociedad secreta obsesionada con crímenes célebres- localiza a una Libby en franca decadencia y pretende que les ayude a escarbar en los cabos sueltos de aquella noche, quizá en busca de alguna prueba que absuelva a Ben. Ella aceptará remover el pasado y volver a contactar con personas a las que deseó olvidar, siempre y cuando reciba a cambio algún tipo de honorario.
Lo que Libby no sabe es que una verdad inimaginable saldrá a flote y la pondrá de nuevo en aquella misma situación: huyendo de la muerte en una carrera desquiciada.