María Claro es una artista reconocida en todo el mundo por su instalación La Mala Madre. En ella se encuentra representada la vida que ha dejado atrás y que desea olvidar. Pero esta obra, además, actúa como un imán que atrae hacia ella a personas como la joven alemana Tiny von Striker, con quien llega a desarrollar un fuerte vínculo, por el arrojo y el dolor que comparten, y que se evidencian en el arte de cada una.
Instalada hace más de cuatro décadas en Iowa City, donde fue profesora en la universidad, María, ya de setenta y seis años, finalmente accede a conocer a una de sus nietas y, con ello, a recordar ese pasado en el que era una persona muy diferente incluso con otro nombre, cuando intentaba cumplir con los roles femeninos y familiares que le imponía la tradición de entonces.