En forma de historieta, se narran las anécdotas y obsesiones que persiguieron a Duchamp, artista flâneur y dandy impasible, que hizo de su vida una obra de arte en sí misma. Editado en un curioso formato que al desplegarse se convierte en un friso ilustrado de seis metros de longitud, esta publicación es, más que un libro, un objeto de coleccionista.
François Olislaeger ilustra y juega a los juegos de Duchamp a través de los escritos autobiográficos del padre del arte contemporáneo. Aquí se cuenta la historia de las vanguardias y se explica de dónde vino cada obra (y cómo desapareció el urinario), cómo lo que hizo Duchamp se llevó por delante lo que existía y abrió el camino a lo que vino después, y cómo para él arte y vida son una sola cosa. Y si Duchamp lo decía mucho mejor (y por eso aquí lo cuenta él mismo), Olislaeger ha conseguido recrear en imágenes lo que es tan difícil parafrasear.