9 de noviembre de 1938: «La noche de los cristales rotos». Así pasó a la historia el día en que se desató definitivamente la guerra interna de los nazis contra el pueblo judío en Alemania. La persecución, en ese entonces, era sistemática y un pequeño Rudi, de apenas diecisiete años, fue enviado a uno de los kibutz en la Palestina Británica, mientras su padre, madre y hermana buscaban la forma de conseguir una visa propia para escapar y emigrar a un lugar seguro.
Hoy, Rudi Haymann tiene noventa y ocho años, y mientras sostiene un cigarrillo entre sus labios recuerda el pasado: su llegada al kibutz, el rigor del aprendizaje del sionismo socialista y la preparación en las filas de la Haganá, la brigada de defensa judía que luego tomaría las armas y se uniría a los Aliados para enfrentar a los nazis. Tras ese conflicto, Haymann se convertiría en agente del servicio de inteligencia británico, con quienes desembarcaría en Italia para liberar Roma, «la ciudad abierta».