Este ensayo propone un modelo teórico para observar con facilidad de qué manera los símbolos, aparentemente arbitrarios, contienen una inteligencia otra que demanda sus propias modalidades de comprensión. En particular, el conocimiento del lenguaje visual/configuracional, aplicado más allá del arte y en integración con otras disciplinas, es desarrollado como una de las claves fundamentales a la hora de penetrar en lo simbólico. Lo anterior, partiendo de la base de que la simbolización es una facultad presente en todas las personas, en todos los tiempos y en todos los ámbitos del vivir. Nuestra mente simbólica configura símbolos, no solo en el arte y en las creencias, sino que en los sueños, en ritos domésticos, en procesos sociales, en filosofías, en identidades colectivas, en fin, en cada campo y experiencia significativa.
Reconocer cómo el sentido se halla en la figura y de qué forma es expresado por ella, es, sin lugar a dudas, un estadio fundamental para comprender e interpretar lo que los símbolos, de manera cifrada, nos ofrecen.