El general Augusto Pinochet integra el panteón de las personalidades más siniestras de la historia. No solo en Chile, donde su régimen se cobró la vida de miles de personas, torturó a tantas otras y destruyó la democracia republicana, sino también a nivel mundial. El golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 que derrocó al presidente Salvador Allende y su posterior dictadura, que se prolongó hasta 1990; la imposición feroz de los principios del neoliberalismo a partir de 1975 y su alto costo en desempleo y hambre, y su detención en Londres en 1998 a petición del juez Baltasar Garzón, fundada en la jurisdicción universal frente a los crímenes de lesa humanidad, lo transforman en un personaje ineludible cuya figura regresa cada cierto tiempo.