Una mañana de primavera, Kathryn Schulz fue a almorzar con una desconocida y se enamoró. Tras años de búsqueda infructuosa, quedó deslumbrada por la rapidez con que todo cambió al conocer a su futura esposa. Meses después su padre, un carismático refugiado judío, falleció inesperadamente. Recién enamorada y recién huérfana, tuvo que afrontar en paralelo una felicidad desbordante y un dolor terrible.
En vez de escribir unas memorias de duelo convencionales, Schulz emprendió una fascinante investigación sobre las infinitas formas en que la pérdida y el descubrimiento moldean nuestro destino. Nos pasamos el día extraviando y encontrando cosas, y se calcula que a lo largo de la vida perdemos unos doscientos mil objetos. Una estela salvaje ilumina de forma brillante la relación entre estas pérdidas cotidianas y las más devastadoras: la extinción de los dinosaurios, la diáspora judía, el vuelo 370 de Malaysia Airlines, el cambio climático. Y su reverso esperanzador, la búsqueda, ya sea de las ruinas de Troya, nuevos planetas, ideas, amigos, fe o amor.