Leiva Flores señala que el mundo del trabajo y de los trabajadores era más amplio y diverso que los muros de la fábrica, la sede sindical y la confrontación con los patrones, recreando la historia de los y las obreras de la textil SUMAR y la metalúrgica MADECO entre el nacimiento de ambas empresas en los años cuarenta hasta fines de la década de los sesenta.
La comuna de San Miguel acogió a ambas empresas y a los asentamientos que formaron para sus trabajadores y familias, relacionándose, en su comuna y poblaciones, con un municipio donde destacaron los radicales, los demócratas y los socialistas, y un activo y diverso movimiento poblador. A la vez, las obreras y obreros de Sumar y Madeco heredaron experiencias y prácticas formadas en las décadas previas, recogiendo, en diverso grado, influencias del mutualismo, anarquismo, marxismo, cooperativismo y socialcristianismo, corrientes que prolongaron su accionar, con distinta fuerza, hasta los años sesenta, constituyendo el sustrato de la heterogénea identidad que caracterizó a la clase obrera.