Rosa Luxemburgo es conocida por su ánimo imparable y esto se expresa también en su correspondencia: escribió más de 2360 cartas. Mientras que sus cartas de amor y algunas enviadas desde la cárcel fueron publicadas, su correspondencia con amigas y compañeras era aún una zona poco explorada y traducida. Estas cartas, en las que se entretejen el amor y la complicidad, lejos de reducirse al apoyo frente a la adversidad que acompaña los días de Rosa, constituyen un espacio de construcción política. El colonialismo, el imperialismo, las desigualdades entre varones y mujeres son algunas de las preocupaciones que entrelazan en las cartas con aspectos menos conocidos de Luxembuergo: su placer por la lectura, sus habilidades con el dibujo, su amor por lxs vivientes no humanxs, en especial por las flores, los pájaros y por su adorada gata Mimi. Escritas con el pulso propio de las huidas, los arrestos y el frenesí de la militancia cotidiana, en estos textos se lee una ética del cuidado que abre una dimensión afectiva de la vida política.
Con prólogo de Esther Díaz, las cartas cuidadosamente traducidas y anotadas – son presentadas por capítulos que permiten contextualizar los acontecimientos históricos y biográficos en curso. Además de acercanos a la vida personal de una de las figuras más interesantes e influyentes de la historia polìtica, y el escenario de ebullición cultural y política de la Europa de entresiglos, en estas cartas encontramos aportes relevantes para pensar los debates feministas y de la izquierda actuales.