En un momento en que la Iglesia católica está en la mira por escándalos de pederastia y los debates sobre el aborto, Román Rodolfo Rovirosa, doctor en religiones comparadas, escribe una carta al Santo Padre Francisco para pedirle que interceda en otro asunto, no menos grave: la expropiación por parte de la Iglesia de las tierras de los cofrades mayas. Con esa prosa quirúrgica donde no faltan el humor y la sensualidad, crea una trama hipnótica de personajes memorables -como el comprador de religiones y su hijo, cuya relación encuentra eco en el cofrade don Melchor y sus dos hijos, o la profesora de yoga- que nos mantiene en vilo hasta la respuesta final.