Desde el mismo día de su publicación, en 1976, El gen egoísta se convirtió en un clásico instantáneo y provocó un encendido debate en la comunidad científica. Esta fue una de las razones por las que Richard Dawkins escribió más tarde El fenotipo extendido, obra en la que ahondaba con igual lucidez en la idea de que los efectos fenotípicos del gen van más allá de la máquina de supervivencia en la que se hallan.