Desde comienzos de la década de 1980, Carol Gilligan, una de las más relevantes pensadoras del cuidado y de la justicia, ha llevado con su investigación las voces de las mujeres al primer plano en la reflexión del trabajo sobre el yo, por un lado, y el desarrollo moral por otro, permitiendo que las mujeres fueran escuchadas por derecho propio y de manera íntegra por primera vez.
Cuarenta años después de su pionero trabajo sobre la “voz diferente” y la ética del cuidado, Gilligan revisita el tema, volviendo a examinar sus argumentos y preocupaciones fundamentales desde la perspectiva del presente. Gracias a su trabajo y al que otros han realizado en las últimas décadas, ahora es posible aclarar y articular lo que por entonces no se podía ver ni decir del todo: que la “voz diferente”, aunque en principio se escuchó como una voz “femenina”, es en realidad una voz “humana”; que la voz de la que difiere es una voz “patriarcal” atada al binarismo y las jerarquías de género, de modo que donde el patriarcado está vigente o se impone, la voz humana es una voz de resistencia, y que la ética del cuidado es, en consecuencia, una ética de liberación.
Y aunque el concepto de género es central en el argumento de Gilligan, este no es un libro sobre género. Como recuerda Gloria Steinem, luego de ayudar al mundo a escuchar la voz diferente, “Carol Gilligan da el siguiente paso: ayudarnos a escuchar una voz verdaderamente unificada y humana”