En este primer libro de Cecilia Rubio, nos encontramos con una escritura sutil que, impregnada de melancolía, se acerca —como ella misma nos aclara— más cerca de un diario de vida, de un ajuste de cuentas, que a un género fijo, predeterminado. Libro heterodoxo, polisémico, contempla pasajes en prosa poética, poemas, pequeñas crónicas, reflexiona, recuerda, se piensa a sí misma, ubicándose o merodeando en torno a ese lugar misterioso y elusivo del Scribens, del que hablara Barthes. En las reflexiones sucesivas, van apareciendo El Niño, Los Ángeles, las ciudades vividas —Concepción, Quebec, París—, los recuerdos de infancia, los autores preferidos, la Generación de los Ochenta, el Hexagrama del Recuerdo y del Olvido, una conversación con la mítica Volver a los diez y siete, con una esperanza más bien tenue, quizás porfiada o, a las finales, kafkianamente imposible.