Todo transcurre en tensa y espeluznante normalidad hasta que, producto de otra tragedia inesperada, aparece un extraño amenazante: Charlie, quien dice ser su padre. Éste accede a guardarles el secreto y, a partir de ese momento la atmósfera de la novela se transforma: al principio, la presencia de Charlie parece una cuerda salvavidas y los niños aprenden a quererlo, tal vez tanto como querían a su madre; pero las cosas pronto empeoran al descubrir que Charlie, una vez se muestra tal cual es, dista mucho de ser el padre ideal. ¿Qué harán los niños a medida que su situación se vuelve cada vez más desesperada? El lector se topa con un desenlace inesperado y espectacular.