En esa búsqueda de la mujer que lo cuidó cuando niño participan por igual su ex psiquiatra, un singular detective (fundamental al fin) y esta confluencia de espacios tan reales como simbólicos que llamamos ciudad, selva y mar.
Lejos de los modelos preestablecidos que abordan las realidades de América Latina desde el tremendismo apocalíptico o la banal celebración de lo exótico, Los estratos es una apuesta radical por una literatura apegada a la escritura, entendida aquí como transformación de la experiencia cotidiana y como reflexión sobre la manera en que se construyen los relatos personales, sociales e históricos. Y es también una máquina narrativa creada para revelar vínculos entre la experiencia personal más íntima y la violencia política, con sus numerosos discursos, lo que a la postre convierte esta novela en una exploración filosófica de las particulares formas del deseo propias del capitalismo tardío, en una sociedad tan desigual y contradictoria como la colombiana de comienzos de siglo XXI.