Un hombre, quien asiste a la presentación de un libro que se realiza en una librería ubicada en el Barrio Latino en París, en medio de una masa humana que animadamente conversaba y se saludaba festejando el encuentro, de un momento a otro se encuentra en otro lugar. Sin comprender la situación, ni tener explicación razonable de por qué toda esa multitud se había esfumado… o, mejor dicho, dónde él se encontraba … Atónito y acongojado, comienza a observar el entorno que se abría a su mirada de manera deslumbrante.
La arquitectura, la luz, la temperatura, la casi inaudible música que va descubriendo en su sigiloso deambular, además de los sorprendentes e interminables estantes llenos de libros, otorgaban al lugar una atmósfera de tranquila alegría. Habiendo sido un asiduo visitante de librerías, bibliotecas, ferias del libro, nuestro protagonista nunca había visto tantos libros juntos, ¡millones de libros!, y jamás había estado en una biblioteca como esa. Sin embargo, la inquietud, el estupor y la curiosidad no lo abandonan, más aún al constatar el reducido número de usuarios, la ausencia de aparatos tecnológicos, la inexistencia de señaléticas y, lo más sorprendente, evidenciar que todos los libros que veía estaban escritos por autores cuyos apellidos comenzaban con la letra B… Completamente desorientado, el hombre va recorriendo las obras, pasa de una sala a otra donde se encuentra con otras letras y otros autores, al tiempo que su mirada se vierte sobre las personas que trabajan en las mesas dispuestas, donde cree reconocer a Borges, más allá a Zweig, Saint Exupery y otros.