Esta es una invitación a recorrer las calles de Santiago de la mano de jóvenes mujeres, migrantes, adultas mayores, comerciantes ambulantes, residentes de barrios tradicionales, habitantes de las zonas ricas de la ciudad, viajeros del metro y tantos y tantas más. Es un recorrido inevitablemente parcial; no obstante, diseña la diversidad de las distintas calles, reconociendo en ellas un espacio especialmente importante para la construcción de la imagen de la sociedad y de la vida en común.
El libro muestra que Santiago es una ciudad irritada, dividida, llena de micro conflictos, en la que la relación con los otros tiende a entenderse como un espacio de despliegue de fuerza y la idea de la vida en conjunto y de lo común es muy vaga, pero en la que se despliega un conjunto muy importante de estrategias individuales para hacerla habitable y disfrutar de ella.