Soseki narra los encuentros y desencuentros de personajes en coflicto con una destreza reservada solo a los maestros de la prosa. Partiendo del suspense inicial causado por un misterioso «hombre sin sombrero», Soseki mezcla instantes del monótono presente con pigmentos de la infancia perdida para pintar el retrato del protagonista: un autorretrato pesimista, sobrio y angustiado.
Considerada unánimemente su obra más autobiográfica, narra la vida de Kenzo, un alter-ego del propio Soseki y con el que comparte hechos vitales trascendentales y características psicológicas: hijo no deseado de sus padres biológicos, luego adoptado para ser rechazado por los padres adoptivos; esforzado profesor de Inglés que regresa tras una estancia en el extranjero; marido taciturno, hosco y egoísta.