Durante la década de los sesenta, muchos trabajadores españoles abandonaron su lugar de origen y buscaron empleo en Europa. Tiempo después, con la crisis del petróleo y el auge de los movimientos xenófobos, algunos emprendieron el camino de regreso. Sin embargo, no todos volvieron a su pueblo natal, sino a una zona intermedia que ya había servido como ciudad de acogida años atrás: Barcelona. Esta novela relata uno de esos trayectos, el que emprendió Manuel Chico Palma desde un pueblo de Granada hasta una pequeña localidad de la frontera franco-belga. La narración se va ramificando hasta convertirse en una historia coral en la que se abordan los conflictos que plantea cualquier proceso de desplazamiento y la personalidad escindida de quien los lleva a cabo. Personajes fracturados entre la nostalgia y la amnesia, el pasado y el presente o la realidad y la ficción y que, a su manera, cumplieron con aquella frase de Emmanuel Carrère: «Promete decir la verdad y miente lo mejor posible».
Los cuerpos partidos es, asimismo, una aguda reflexión sobre el lenguaje, la memoria y la escritura como herramientas para reconstruir a un ser ausente, alguien a quien no conocimos y que, sin embargo, forma parte de nuestras vidas. Una narración híbrida que se desplaza por distintos géneros y que convierte ese espacio literario fronterizo en un reflejo de esos lugares de mestizaje que poco a poco van construyendo los hombres y mujeres que los habitan.